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Silva libre

Es el recuerdo, brisa
viva de la memoria de tu día,
quede la muerte fuera,
distante ahora: laberinto claro
del rastro que tú dejas,
el dudoso reflejo de tu imagen
en el agua confusa
del tiempo que demora en el olvido:
el deseo de cielo:
lejana luz de un día herido
que viene ya a decirte:
todo el tiempo de entonces,
cuánto daño sin nombre.

El cielo aprende así tu rostro, nunca
la piedad que repasa
en el lamento oído de la noche,
un murmullo de pasos en el viaje
inútil a la nada,
el vacío de un tiempo,
principio de tus miembros,
creando la verdad siempre de tu cuerpo,
la luz mísera que te alcanza débil,
soledad de los astros, la deriva
urgente de tu final, es  tu cómplice
vulgar para la nada
de tu desaparición
en la amarga sintaxis de tu sueño.


Joaquín Fabrellas

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