Guillermo Fernández Rojano. Tierra. Taller clandestino de las letras. Castellón. 2015.
Compuesto por Manicomio de Dios, Así en la tierra y , Tierra.
"Grita al borde de la tempestad.
Sumergido en tierra,
cercado por alambradas.
De su voz, salitre.
El deseo, abolición del deseo".
De Tierra. pág. 212
Poesía de altos vuelos, de una recia tradición, uniendo lo visceral, lo interno para mezclarlo con lo telúrico que nos habita, aquello que nos compone como animales con lenguaje, de los cuales nos separa muy poco, algunos gestos. Poesía que rodea lo inhabitable y nos descubre lo que nadie ve, función reveladora del lenguaje en la poesía. El ser humano habitado por el deseo cuyo único fin ante tanta tentación innecesaria en un consumismo mal entendido que opera de forma malvada en una realidad ajedrezada y movimientos pautados que dejan sin espacio al hombre y a su libertad coartada por una humanidad acechante. Desear la ataraxia.
No pronunciéis el nombre de nuestro pueblo,
suplican.
No recordéis nuestras caras.
Si os preguntan, decidles
que visteis unos cuerpos
mientras eran devorados por unos caimanes.
De Tierra, pág. 208
El olvido como premisa principal. El hombre debe olvidar lo inútil que le ha servido de fulcro para construirse como persona. Todo conocimiento anterior ha sido erróneo y eso nos vertebra como seres humanos, lo que nos separa de los animales es que ellos no se equivocan: el pensamiento intuitivo quizá sea el más certero. El hombre piensa y se confunde. Enajenado en un movimiento perpetuo que lo desubica continuamente debe asirse a lugares móviles, de ahí la inestabilidad de las sociedades actuales, la falacia impuesta como una verdad, el progreso que se paga a golpe de un dinero que cada vez solapa más la vida del individuo. La muerte se producirá por un desgarramiento de animales no tan salvajes.
Poesía de un alto calado emocional, sentimental y reflexivo.
Enhorabuena.
Compuesto por Manicomio de Dios, Así en la tierra y , Tierra.
"Grita al borde de la tempestad.
Sumergido en tierra,
cercado por alambradas.
De su voz, salitre.
El deseo, abolición del deseo".
De Tierra. pág. 212
Poesía de altos vuelos, de una recia tradición, uniendo lo visceral, lo interno para mezclarlo con lo telúrico que nos habita, aquello que nos compone como animales con lenguaje, de los cuales nos separa muy poco, algunos gestos. Poesía que rodea lo inhabitable y nos descubre lo que nadie ve, función reveladora del lenguaje en la poesía. El ser humano habitado por el deseo cuyo único fin ante tanta tentación innecesaria en un consumismo mal entendido que opera de forma malvada en una realidad ajedrezada y movimientos pautados que dejan sin espacio al hombre y a su libertad coartada por una humanidad acechante. Desear la ataraxia.
No pronunciéis el nombre de nuestro pueblo,
suplican.
No recordéis nuestras caras.
Si os preguntan, decidles
que visteis unos cuerpos
mientras eran devorados por unos caimanes.
De Tierra, pág. 208
El olvido como premisa principal. El hombre debe olvidar lo inútil que le ha servido de fulcro para construirse como persona. Todo conocimiento anterior ha sido erróneo y eso nos vertebra como seres humanos, lo que nos separa de los animales es que ellos no se equivocan: el pensamiento intuitivo quizá sea el más certero. El hombre piensa y se confunde. Enajenado en un movimiento perpetuo que lo desubica continuamente debe asirse a lugares móviles, de ahí la inestabilidad de las sociedades actuales, la falacia impuesta como una verdad, el progreso que se paga a golpe de un dinero que cada vez solapa más la vida del individuo. La muerte se producirá por un desgarramiento de animales no tan salvajes.
Poesía de un alto calado emocional, sentimental y reflexivo.
Enhorabuena.
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