Soneto III
Si surge puro de tu breve aliento
el hálito dichoso que ya expira,
si conoce la boca lo que mira
y sabe las palabras del lamento.
La dicha alcanza lo que tu voz canta
y mira al viento: lejos de tu mano
Y no puede alcanzar si ya no espanta
duro gesto, la voz ni el rostro ufano.
Palabras que al silencio dieron vida
mientras quedó el deseo malherido
escrito en la clemencia de pronto huida,
cuando el alma, en el rostro es recibido,
en el lenguaje incierto que despida,
presto el dolor así por mí entendido.
Joaquín Fabrellas
23-VII-14
Si surge puro de tu breve aliento
el hálito dichoso que ya expira,
si conoce la boca lo que mira
y sabe las palabras del lamento.
La dicha alcanza lo que tu voz canta
y mira al viento: lejos de tu mano
Y no puede alcanzar si ya no espanta
duro gesto, la voz ni el rostro ufano.
Palabras que al silencio dieron vida
mientras quedó el deseo malherido
escrito en la clemencia de pronto huida,
cuando el alma, en el rostro es recibido,
en el lenguaje incierto que despida,
presto el dolor así por mí entendido.
Joaquín Fabrellas
23-VII-14
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