PERPETUUM MOBILE, por Joaquín Fabrellas. Microcuento.
Todo está en movimiento. Todo se mueve. No puedo fijar los ojos ni siquiera en un objeto en reposo, en una pared, digamos, porque veo el lento declive hasta su inexistencia como un pequeño Dios, veo cómo envejece todo, cómo ese reposo va perdiendo su velocidad en el más absoluto mutismo y quietud de lo infinitamente en movimiento.
Todo está en movimiento. Todo se mueve. No puedo fijar los ojos ni siquiera en un objeto en reposo, en una pared, digamos, porque veo el lento declive hasta su inexistencia como un pequeño Dios, veo cómo envejece todo, cómo ese reposo va perdiendo su velocidad en el más absoluto mutismo y quietud de lo infinitamente en movimiento.
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